“...el lago parece un talismán para el espíritu. Tendido entre costas que el sol abraza en tórridos torrentes de luz, establecidos por su márgenes por todos los prodigios de la vegetación tropical.” Jesús Semprúm. Poeta.Marlyn León
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El lago de Maracaibo, situado al occidente de Venezuela, ha sido ensalzado y venerado por gaitas y versos que resaltan los dones de esta majestuosidad de reservorio de agua dulce. Sin embargo, la realidad es alarmante cuando la herencia geológica de 35 millones de años que posee una extensión de 13.820km., ha sido devastada, ultrajada, deteriorada por una civilización industrial y ecocida.
La contaminación del lago, considerado el más importante de Suramérica, es una problemática que se impone en el día a día, derrames petroleros por fallas humanas y el constante dragado para permitir el acceso de los buques de gran calado desde el golfo de Venezuela, es sólo una parte del suplicio que recibe la extensa laguna de agua dulce.
Cifras señalan, que el Lago de Maracaibo recibe aproximadamente descargas de desechos, como plaguicidas, herbicidas, litro de metales y compuestos químicos provenientes de los estados Zulia, Trujillo, Mérida, Táchira y algunas localidades de Colombia por los afluentes del río Catatumbo, esta problemática probablemente ha reducido la capacidad de autoregeneración en su ecosistema.
El lago de Maracaibo, en 2004 se vio afectado por una infección de lemna o lenteja de agua, que se presume que es el resultado del daño que ha recibido por décadas, no obstante, teorías afirman que el crecimiento de esta planta que sólo crece en aguas dulces, puede ser muestra de autopurificación.
Aunque instituciones públicas y privadas, universidades, ong´s y especialistas en materia ecológica de diferentes partes del mundo, se han involucrado en realizar una verdadera propuesta para la recuperación del Lago de Maracaibo, su cumplimiento no es tarea fácil, se necesitaría un intervalo de 10 años de trabajo constante para el total equilibrio del reservorio de agua dulce.
El consejo Mundial del Agua, afirma que “no queda en este planeta, un solo lago que el hombre no haya dañado ya, además que es posible que existan gravemente dañados aunque el agua se vea pura cristalina.” Pero, cómo podemos rescatar nuestro lago.
La clave para salvar el lago de Maracaibo, no solo recae en la acción efectiva de los organismos públicos o privados, sino en tomar conciencia ciudadana como un proceso del día a día al eliminar la tendencia ecocida de lanzar a los vertederos o desagües, agentes químicos o botar basura a los ríos y playas que disfrutamos, y sustituir ese hábito utilizando productos biodegradables y más bien, botar los desperdicios cuando lleguemos a nuestro hogar.
Involucrar estos hábitos, en nuestra conducta cotidiana, es de suma importancia para el saneamiento del lago de Maracaibo, nuestro patrimonio zuliano, ¿puedes imaginar, cuánto podríamos hacer si inculcamos a nuestra conciencia disciplina y amor a la naturaleza?.
